Monte Emei

El monte Emei es un lugar de peregrinación de los fieles budistas procedentes de todos los rincones de China, así como de numerosos turistas, en su mayoría chinos, atraídos por las maravillas artísticas y naturales de la zona. Desde 1996 forma parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. El monte Emei representa la conjunción de tres aspectos fundamentales en la cultura china: fervor religioso, antiguas tradiciones populares y armonía con la naturaleza. Está situado 30 km al oeste de Leshan y es una de las cuatro montañas sagradas del Budismo chino (las otras son Wutai en Shanxi, Jiuhua en Anhui y Puudatuo en Zhejiang). Una creencia taoísta considera que los montes son el lugar donde viven los seres Inmortales; esta es la razón de que templos y monasterios estén edificados en las laderas de las montañas sagradas.

Los primeros templos edificados en el monte Emei eran de culto taoísta y datan del período de los Han Orientales (25 - 220); no hay testimonios de culto budista hasta comienzos de la dinastía Tang. En el siglo XIV se habían construido en el monte Emei más de cien templos y monasterios en los que vivían varios miles de monjes. Actualmente, los templos que han sobrevivido a incendios y guerras son apenas veinte y todos se hallan diseminados a lo largo de la pendiente en altitudes que oscilan entre los 550 m sobre el nivel del mar donde está el monasterio de la Dedicación a la Patria (Baoguo Si) hasta los 3077 m en que se halla la Cima Dorada (Jinding).

Las alternativas para hacer el camino del monte Emei son variadas: los viajeros que dispongan de tres días y estén acostumbrados a las largas marchas por montaña pueden hacer el camino a pie; una segunda alternativa es alternar las caminatas con los trayectos en autobús; y para los más cómodos, existe la posibilidad de combinar trayecto en autobús y funicular. Es evidente que sólo recorriendo los senderos que se Internan en los bosques de cedros y pinos se puede disfrutar del magnífico paisaje y vivir de cerca el ambiente de los peregrinos. Como en otros tiempos, aún se puede pernoctar (los precios son muy baratos) en los monasterios situados a lo largo del camino, en alojamientos muy austeros; hay numerosos restaurantes y comedores al aire libre. Conviene tener en cuenta que cuando se superan ciertas cotas de altitud la temperatura desciende sensiblemente.

El recorrido habitual parte del Monasterio de la Dedicación a la Patria, puerta de entrada a la montaña sagrada. Este gran monasterio, el mayor del monte Emei, se fundó en el siglo xvi y fue más tarde ampliado bajo el reinado del emperador Kangxi (1162 - 1723); la última restauración es posterior a la Revolución Cultural. Consta de cuatro salas principales que trepan por la pendiente rodeadas por una vegetación exuberante. En la parte posterior de la sala de los Siete Budas hay una estatua de Buda de porcelana policromada, de 2,4 m de altura. La última sala es la biblioteca. A un gran patio lateral se asoman las celdas de los monjes.

A 1 km del monasterio está el Templo del Tigre Domado (Fuhu Si), rodeado de altos pinos. Data de la época Song Meridional (1127 - 1279) y fue erigido en una zona por donde merodeaban tigres. Los edificios actuales se remontan al último período Ming; a la derecha de la sala principal destaca la pagoda Huayuan, realizada en bronce a finales del siglo XVI: consta de trece pisos, mide 7 metros y en sus paredes, íntegramente esculpidas, figura el texto del sutra Huayuan y 4.700 Imágenes de Buda.

El camino sigue a lo largo de 11 km de arroyos y bosques hasta llegar al Pabellón del Sonido Puro (Qingyin Ge), situado a 770 m de altitud y arrullado por el murmullo de un torrente. A 3 km de distancia está el Monasterio los Diez mil Años (Wannian Si), el más antiguo de los monasterios del monte. Se halla a 1.020 m de altitud; data de la época Jin (265 - 420) y fue ampliado en los tiempos de la dinastía Ming. La mayor parte de los edificios se destruyeron en el incendio de 1946 y se han restaurado en fecha reciente. Lo único que milagrosamente se salvó fue el Palacio de los Ladrillos (Zhuan Dian), sin duda el edificio más interesante del monte: tiene planta cuadrángulas está rematado por una cúpula con pequeños stupa (santuarios), y está realizado en piedra y ladrillo sin vigas ni contrafuertes. En su interior destaca una interesante escultura de bronce (año 980) del Bodhisattva Puxian, santo protector del monte Emei.

A 2.070 m de altitud, en el camino hacia la cima, se encuentra el Pequeño Lago donde se Baña del Elefante (Xixiang Chi) en el que, según la leyenda, Puxian bañaba a su elefante. Es una zona donde abundan los monos. A partir del lago el sendero discurre por un terreno más escarpado hasta alcanzar la Cima Dorada, situada a 3.077 m de altitud, coronada por el Monasterio de las Nubes Yacentes (Woyun An) y algunos refugios donde pueden pernoctar los numerosos peregrinos y turistas que llegan a la cima, no sólo por gozar del magnífico paisaje sino para admirar el asombroso espectáculo que ofrece el sol al despuntar entre un mar de nubes, un curioso fenómeno visual que los chinos llaman la ¨Aureola de Buda¨.