Historia de Hangzhou

El Lago del Oeste hoy símbolo de la ciudad a comienzos de la era cristiana formaba parte de un golfo donde desembocaba el río Qiantang; existen numerosas leyendas que narran el desembarco del mítico emperador Yu en este lugar (2207 a 1766 a.C.) y los trabajos dirigidos por él para encauzar las aguas del golfo, por lo que se le considera el primer ingeniero hidráulico de China. También el Primer Emperador Qin Shihuang navegó por sus aguas antes de ser transformado en lago. Con la dinastía Han la zona fue remodelada en sucesivas ocasiones (se construyeron diques y se desecaron terrenos) para proteger la costa de las mareas. Con el tiempo, los sedimentos de aluvión del río Qiantang y los trabajos de contención dieron lugar a la acumulación de un gran banco de arena que aisló del mar una parte del golfo. Sobre este banco surgió el primer poblado. A partir del siglo VI se intensificaron los trabajos hidráulicos (diques y canales) para favorecer el regadío y el transporte de los productos agrícolas. La primera muralla de la ciudad se remonta al año 591: aunque no quedan restos, se sabe que su longitud alcanzaba los 18 km. Pero el mayor auge de esta población tuvo lugar a partir del año 608, cuando Yangdi (604-618),segundo y último emperador de la dinastía Su¡, mandó construir el gran Canal Imperial que comunicó el sur con el norte del país; esta arteria, aún hoy navegable, se convirtió en la más importante vía de comunicación comercial y de transporte de avituallamiento y mercancías para el mantenimiento del ejército y la corte cuando ésta se estableció en el norte.

Los trabajos de construcción de diques y presas continuaron con la dinastía Tang y en los siglos posteriores. Cuando en 1127 los Jurchen invadieron Kaifeng, capital de los Song establecidos en el norte, la dinastía se trasladó a Hangzhou (1127-1279), iniciando el período de mayor esplendor de la ciudad. Florecieron el comercio, las artes y las ciencias; en este período conocido como el Renacimiento Chino Hangzhou vivió un gran crecimiento. El trazado urbano se racionalizó y se construyeron puentes y caminos que permitían vadear fosos y canales; se edificaron palacios y mercados; un gran flujo de población, sobre todo procedente de las tierras invadidas del norte, llegaba a la ciudad en busca de seguridad, refugio e infraestructura necesaria para vivir dignamente (alcanzó el millón y medio de habitantes). La ciudad se hizo célebre por las múltiples diversiones y refinados placeres que ofrecía. El establecimiento en ella de un sector del campesinado, la presencia de funcionarios y militares, los numerosos príncipes imperiales y altas personalidades que atraía la corte, crearon un tejido social variado y estimulante. La riqueza de Hangzhou, la diversidad de sus habitantes, la organización administrativa y la belleza de la ciudad sorprendieron profundamente a Marco Polo, quien la conoció en tiempos de la dinastía Yuan (siglo Xlll) cuando la capital de China ya era Pekín. Así la describía: “La ciudad de Qinsay, que en nuestra lengua quiere decir «ciudad del cielo»... Su perímetro abarca en cerco cien millas más o menos. Tiene doce mil puentes de piedra de tanta altura, que las naves por lo general pueden pasar por debajo de ellos. La ciudad está en una laguna, como Venecia, y si careciese de puentes, no habría paso por tierra de un barrio a otro... Al mediodía de la ciudad se extiende un gran lago que abarca en cerco veinte millas. A las orillas del lago, en todo su entorno se levantan numerosos palacios y muchas grandes mansiones... En el centro del lago hay dos islotes, en cada uno de los cuales se eleva un palacio noble y hermoso en extremo”.

En los siglos posteriores, Hangzhou pierde importancia política pero continúa siendo la ciudad predilecta de emperadores, poetas y artistas, a quienes servía de refugio. Durante la Revuelta de Taiping, entre 1861 y 1864, Hangzhou cae en poder de los rebeldes, y más tarde es recuperada por las tropas imperiales, pero la destrucción a que fue sometida hizo que muy pocos edificios quedaran en pie. Des-pués de una lenta reconstrucción, hubo de sufrir las consecuencias de la ocupación japonesa en la Segunda Guerra Mundial. A partir de 1949 fue objeto de un proceso de modernización e industrialización. En la década de los 80 el empeño del gobierno por devolver a Hangzhou su carácter de ciudad histórica y noble fue decisivo para hacer de ella un importante destino turístico.