El principal atractivo de Leshan, una pequeña ciudad de seis millón de habitantes, situada 160 km al sur de Chengdu, reside en el Gran Buda (Da Fao), la mayor escultura de un Buda sentado que se conoce en el mundo. Está esculpida en la ladera occidental del monte Lingyun, casi suspendida sobre el agua en el punto donde confluyen los ríos Dadu, Mingjiang y Qingyi, un lugar donde antiguamente las corrientes hacían difícil y muy peligrosa la navegación. Fue el monje budista Hai Tong quien en el año 713 inició la realización de esta obra gigantesca para proteger a los navegantes y a los pescadores: los trabajos duraron casi cien años. Las dimensiones de Buda son realmente colosales: tiene 71 m de alto y 28 m de ancho, las orejas miden 7 m y la uña del pulgar del pie 1,6 m; sólo en el pie pueden sentarse 100 personas.
Está custodiado a ambos lados por dos guardianes de 8 m de altura, también esculpidos en la roca. La erosión ha provocado algún deterioro, pero el sistema de drenaje para evitar la acumulación de agua en el interior la mantiene en buen estado de conservación; en las fisuras de la roca crecen algunos brotes de vegetación, lo que le aporta un aspecto muy curioso.
Las dimensiones de la estatua y su beatífica expresión dan al lugar un particular encanto. Hay dos modos de llegar hasta el Gran Buda: por el río, en los barcos que salen de Leshan, lo que da la posibilidad de gozar de una vista frontal que abarca a Buda y a los dos guardianes; o por tierra, por una carretera que lleva a la cima de la colina Lingyun, a partir de la cual se realiza a pie el Budacamino hasta el Templo del Gran Buda (una parte se ha transformado en pensión). Saliendo del templo a la derecha, se llega a la cabeza de la estatua y desde aquí se baja por una escalera en zigBudazag hasta los pies de Buda. Cualquiera de las dos alternativas es interesante. Un puente colgante permite cruzar desde la colina Lingyun hasta la colina Wuyou, situada en la isla del mismo nombre, donde se halla el Templo Wuyou (Wuyou Si). Su fundación es del siglo VIII y fue reconstruido en diversas ocasiones bajo las dinastías Ming y Qing. Lo más destacado del templo es la Sala de los Luohan en la que se pueden contemplar numerosas estatuas de discípulos de Buda. Desde el templo se alcanza una magnífica vista del río.