Montasterio de Shalu

El monasterio de Shalu, ubicado en el cantón Shalu a 20 kilómetrosMontasterio de Shalu al sureste de Shigatse, se comenzó a construir en 1087 y se amplió en tres ocasiones durante la dinastía Yuan. Es una combinación perfecta entre los estilos arquitectónicos de Han y Tibet. En 1320, fue administrado por el maestro Purdain Renqen Zhuba, un reconocido erudito religioso que compiló el Tenjur Sutra, una de las clásicas obras de budismo tibetano. Se dice que alrededor de 3.800 monjes fueron atraídos por su enseñanza. Por lo tanto, el monasterio se convirtió en un sitio sagrado para muchos adoradores. En 1329, fue destruida en un terremoto. Fue reconstruido en 1333 bajo patrocinio de un emperador de la dinastía de Yuan (1271-1368). Como muchos artesanos chinos fueron asignados al trabajo de la reconstrucción, integró tanto han y los estilos arquitectónicos tibetanos.

Shalu significa en tibetano “hoja fresca”. Una anécdota interesante está detrás de este nombre interesante. Un monje llamado Jigzun Xerab Qoinnyai quería construir un monasterio para difundir las doctrinas del budismo tibetano. Él consultó a su profesor sobre el sitio de la construcción. Su maestro sugirió un sitio donde cayó una flecha de tiro. La flecha cayó en un nuevo brote, de ahí el nombre.

El cuerpo principal es un edificio de tres pisos que cambian los estilos arquitectónicos tibetano y han y está compuesto por el Salón de Oro, las galerías, el Salón de los Protectores de Dharma, etc. Se conservan refinadas pinturas murales y el anuncio de ’ Phags-pa. Estas pinturas murales que asimilan los estilos de La India, Nepal, las dinastías Song y Dunhuang, reproducen cuentos de las Sutras budistas. En el monasterio hay cuatro tesoros: El primero son las 108 tablas de madera de diagramación de Sutras, de 60 centímetros de largo cada una; el segundo es el jarrón de bronce del agua sagrada. El jarrón sólo se abre cada 12 años. Se dice que una taza de agua sagrada puede limpiar 108 tipos de suciedades; el tercero es la piedra en forma de palangana en la que se lavaban la cara los monjes que construyeron el monasterio; el cuarto es una tabla de piedra con la fórmula mágica de seis sílabas. Según ha trascendido, la piedra se encontró al inicio de la construcción del monasterio y se tomó como la piedra angular de la institución religiosa.